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junio 25, 2006

¿Qué está pasando con Estados Unidos?, Edward Said

'Al Ahram Weekly', núm. 635, 24-30 de abril de 2003
Traducción: Paloma Valverde, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)


"Las consecuencias atroces de la intervención de EEUU y Gran Bretaña en Iraq, simplemente se están empezando a ver, primero con la destrucción fríamente calculada de su moderna infraestructura, después con el saqueo y la quema de una de las civilizaciones más ricas del mundo y, finalmente, con el intento estadounidense, totalmente cínico, de implicar a una banda de variopintos exiliados junto a una larga variedad de empresas en la supuesta reconstrucción del país y en la apropiación no sólo de su petróleo sino de su futuro destino".

En una noticia apenas difundida sobre un discurso pronunciado en el Senado [de EEUU] el 19 de marzo, el día que comenzó la guerra contra Iraq, Robert Byrd, senador demócrata de West Virginia y el orador más elocuente de esa Cámara preguntó "¿Qué está pasando con este país cuándo nos convertimos en una nación que ignora y reprocha a sus amigos, cuándo decidimos arriesgarnos a socavar el orden internacional adoptando una postura radical y doctrinaria para usar nuestro pavoroso poderío militar? ¿Cómo podemos abandonar la diplomacia cuando las movilizaciones en el mundo están pidiendo diplomacia?"

Nadie se molestó en contestarle pero mientras la vasta maquinaria militar estadounidense -ahora instalada en Iraq- empieza a agitarse sin tregua en otras direcciones en nombre del pueblo estadounidense, de su amor a la libertad y de sus valores profundamente arraigados, estas preguntas llevan ineludiblemente al fracaso si no a la corrupción de la democracia en la que ahora vivimos.

Voy a analizar, en primer lugar, lo que la política en Oriente Medio trajo consigo desde que George W. Bush llegó al poder, hace casi tres años después de unas elecciones que, finalmente, decidió el Tribunal Supremo y no el voto popular. Incluso antes de las atrocidades del 11 de septiembre (11-S) el equipo de Bush había dado vía libre al gobierno de Sharon para colonizar Gaza y Cisjordania, para asesinar, detener y expulsar a la gente a su antojo, para demoler sus casas, expropiar su tierra, mantenerles prisioneros mediante toques de queda y cientos de controles militares, como se suele decir y hablando en general, para hacerles la vida imposible; tras el 11-S, Sharon simplemente se apuntó al carro de "la guerra contra el terrorismo" e intensificó sus ataques contra una población civil indefensa, bajo la ocupación [israelí] hace ahora 36 años, a pesar de las, literalmente, decenas de resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CS de NNUU) pidiendo encarecidamente a Israel a retirarse, y de otra manera a que desista de sus crímenes de guerra y de sus violaciones de los derechos humanos. En junio pasado [2002] Bush definió a Sharon como "un hombre de paz" y mantuvo las ayudas de cinco billones de dólares, a pesar de la vaga insinuación de que [el montante de la ayuda] se ponía en peligro por la ilegal brutalidad de Israel.

El 7 de octubre de 2001, Bush inició la invasión de Afganistán, que dio comienzo con un intenso bombardeo desde gran altura (cada vez más una táctica anti-terrorista militar, que en su esencia y efectos tenía gran parecido con el terrorismo ordinario, una variedad casera) y en diciembre había instalado en ese devastado país a un cliente del régimen sin poder real más allá de un pequeño círculo en Kabul. No se ha producido un significativo esfuerzo de EEUU en la reconstrucción [de Afganistán], y parecería que el país ha vuelto a su primera etapa, aunque con una vuelta significativa de elementos de los talibán, así como una floreciente economía basada en las drogas.

La campaña contra Iraq

Desde el verano de 2002, la Administración Bush ha liderado una campaña contra el régimen despótico de Iraq y, habiendo intentado sin éxito conseguir la complicidad del CS, comenzó la guerra contra el país en solitario junto a Gran Bretaña, Yo diría que, aproximadamente desde finales de noviembre en adelante, la disensión desapareció de una corriente mayoritaria de medios de comunicación inflamados por el exceso de ex generales y ex agentes del espionaje, con el toque de los últimos expertos en terrorismo y seguridad sacados del ala derechista de los asesores de Washington.
Cualquiera que se manifestase en público en realidad fue etiquetado de anti-patriota por profesores fracasados que crearon sitios Web para hacer listas de estudiantes enemigos que no acataban la disciplina. Los correos electrónicos de las pocas personas públicas que lucharon para manifestarse han sido bloqueados por envíos masivos, han amenazado sus vidas, sus ideas han sido tratadas como basura y puestas en ridículo por los presentadores de los telediarios quienes simplemente se han autoproclamado los más firmes centinelas de la guerra de EEUU.

Un abrumador torrente de material burdo al mismo tiempo que sofisticado apareció por todas partes igualando la tiranía de Sadam Husein no sólo con el demonio sino con cualquier crimen conocido: mucho de esto fue corregido en parte en cuanto a los hechos pero la mención de la extraordinaria importancia del papel jugado por EEUU y Europa en impulsar el ascenso de Sadam se eliminó, avivando sus guerras ruinosas y manteniendo su poder. Nada menos que un personaje tan egregio como Donald Rumsfeld visitó a Sadam a principios de los 80, como una forma de asegurarle la aprobación de EEUU respecto a su catastrófica guerra contra Irán. Las diversas corporaciones estadounidenses que suministraban a Iraq material nuclear -químico y biológico- para las armas que nosotros debíamos suponer iban destinadas a la guerra, simplemente se borraron de la memoria del público.

Pero todo esto, y más, fue deliberadamente ensombrecido por ambos gobierno y medios de comunicación en la creación del estado de opinión para la futura destrucción de Iraq que ha estado produciéndose desde el mes pasado [marzo de 2003]. La demonización del país y de su ufano dirigente -y esto lleva [tiempo] repitiéndose- se convirtió en el simulacro de una magnífica amenaza cuasi-metafísica mientras que sus fuerzas armadas, desmoralizadas y prácticamente inoperantes, no eran una amenaza para nadie. Lo que era impresionante en Iraq era su rica cultura, su compleja sociedad, el largo sufrimiento del pueblo: eso se ha hecho invisible, la mejor forma de aplastar a un pueblo como si fueran simplemente una panda de ladrones y asesinos. Ya sea sin pruebas o con información fraudulenta, Sadam fue acusado de ocultar armas de destrucción que constituían una amenaza directa o indirecta para EEUU a 11.000 Km de distancia. Ocurrió lo mismo con el resto de Iraq, un lugar en el desierto "ahí fuera" (hoy en día, la mayor parte de los estadounidenses no tiene idea de dónde se localiza Iraq, cuál es su historia, y qué hay detrás de Sadam) un lugar destinado a los ejercicios [militares] de la fuerza estadounidense desplegada ilegalmente como una forma de intimidar al mundo entero con su capitán Ahab [capitán del barco 'Pequod' que va tras la legendaria ballena blanca, Moby Dick, encarnación de las potencias del Mal (Moby Dick, Herman Melville)] en pos de remodelar la realidad y hacer llegar democracia a todo el mundo. En EEUU, las Leyes Patriótica y Contra el terrorismo (Patriot and Terrorist Acts) han dado al gobierno un indecoroso control sobre la vida civil. Una población desalentadoramente inactiva en su mayoría acepta los sin sentidos -haciéndolos pasar por hechos- sobre la inminencia de la amenaza a la seguridad, con el resultado de detenciones preventivas, escuchas ilegales y un sentimiento de amenaza sobre un espacio público fuertemente vigilado por la policía que han hecho, incluso de la Universidad, un espacio frío, un lugar duro para cualquiera que piense y se manifieste de forma independiente.

Las consecuencias atroces de la intervención de EEUU y Gran Bretaña en Iraq, simplemente se están empezando a ver, primero con la destrucción fríamente calculada de su moderna infraestructura, después con el saqueo y la quema de una de las civilizaciones más ricas del mundo y, finalmente, con el intento estadounidense, totalmente cínico, de implicar a una banda de variopintos exiliados junto a una larga variedad de empresas en la supuesta reconstrucción del país y en la apropiación no sólo de su petróleo sino de su futuro destino. En respuesta a estas terroríficas escenas de saqueo y quema, que en última instancia son responsabilidad de la fuerza ocupante, Rumsfeld se las ha arreglado para aventajar incluso a Hulagu [1]: "la libertad es desorden" -dijo en una ocasión- y "esas cosas ocurren" -dijo en otra. El remordimiento o la piedad no tienen trazos de aparecer.

El general Jay Garner, minuciosamente escogido para el trabajo [2], parece como un personaje sacado del serial televisivo Dallas. El exiliado favorito del Pentágono, Ahmad Chalabi, por ejemplo, ha insinuado abiertamente que planea firmar un tratado de paz con Israel, difícilmente una idea iraquí. [La empresa] Bechtel [3] ya ha sido recompensada con un sustancioso contrato. Esto también en nombre del pueblo estadounidense. El volumen total de negocio no recuerda a nada tanto como a la invasión de Líbano por Israel en 1982.

Engaño y sufrimiento

Esto es un fracaso prácticamente total de la democracia, la nuestra como estadounidenses, no de la de Iraq. El 70% de los estadounidenses se supone que está de acuerdo con todo esto, pero no hay nada más manipulador y fraudulento que las encuestas de opinión realizadas al azar entre estadounidenses a quienes se les pregunta si "apoyan a nuestro presidente y nuestras tropas en tiempos de guerra". Como dijo en un discurso el Senador Byrd, "hay un perverso sentido de la prisa y del riesgo, y demasiadas preguntas sin respuestas... Una cortina de humo ha caído sobre el Senado. Evitamos nuestro solemne deber de discutir el asunto más importante que está en la mente de todos los estadounidenses, incluso mientras muchos de nuestros hijos e hijas cumplen honradamente con su deber en Iraq". ¿Quién va a hacer preguntas ahora que ese granjero del general Tommy Franks está ya con su equipo alrededor de una de las mesas de Sadam en un palacio de Bagdad?

Estoy convencido de que, prácticamente en todos los aspectos, esto fue un montaje y la guerra ni era necesaria ni era por el pueblo. Los centros de investigación tremendamente reaccionarios de Washington, que crearon Wolfowitz, Perle, Abrams, Feith y el resto, logran un ambiente intelectual y moral insano. Los documentos políticos circulan sin ser revisados con detenimiento, unos documentos adoptados por un gobierno que necesita lo que pretende ser una justificación racional (incluso moral) para una dudosa, fundamentalmente ilegal, política de dominación global. Por consiguiente, la doctrina de prevención militar jamás ha sido votada ni por el pueblo de este país ni por sus adormilados representantes. ¿Cómo pueden los ciudadanos posicionarse contra los incentivos ofrecidos al gobierno por compañías como Halliburton [4], Boeing [5], y Lockheed [6]?. Y en lo referente a la planificación y al desarrollo estratégico para lo que en efecto son, y con diferencia, las instalaciones militares mejor dotadas de la historia, totalmente capaces de arrastrarnos a conflictos sin fin, esta tarea [de planificación y desarrollo] se deja a los diversos grupos de presión ideológica tales como líderes cristianos fundamentalistas, como Franklin Graham, quienes han sido lanzados con sus biblias sobre los iraquíes más pobres; las ricas fundaciones privadas y esos grupos de poder como la AIPAC [The American-Israel Public Affairs Committee, institución del loby sionista estadounidense] junto a sus gabinetes estratégicos y centros de investigación asociados.

Lo que resulta brutalmente criminal es que palabras sanas y valiosas como democracia y libertad han sido secuestradas, reemplazadas, para ser utilizadas como máscaras para el pillaje, para invadir un territorio, y para la instalación de contingentes [militares]. El programa estadounidense para el mundo árabe es igual que el de Israel. Junto con Siria, Iraq teóricamente representa la única amenaza militar a largo plazo para Israel, y por lo tanto tiene que quedar fuera de juego durante décadas. ¿Quiere eso decir liberar y democratizar un país cuando nadie ha pedido que se haga, y cuando en el proceso se ocupa el país y, al mismo tiempo se fracasa miserablemente en mantener la ley y el orden? La mezcla de resentimiento y alivio sobre la cobarde desaparición de Sadam que muchos iraquíes sintieron ha traído consigo poca comprensión o compasión tanto desde EEUU como desde otros estados árabes, quienes se han mantenido cruzados de brazos discutiendo asuntos de procedimiento sin importancia mientras ardía Bagdad. Qué farsa los planes estratégicos cuando se asume que los nativos darán la bienvenida a la presencia extranjera después de haberles bombardeado y puesto en cuarentena durante 13 años. La verdaderamente absurda forma de pensar estadounidense sobre la caridad, y con ella ese control puritano sobre lo que está bien y lo que está mal, se ha infiltrado hasta los niveles más recónditos de los medios de comunicación. En una historia sobre una mujer bagdadí, viuda de 70 años, que dirigía desde su casa un centro cultural (destruido en uno de los ataques de las fuerzas estadounidenses) y que aparece delante de ella en llamas, el periodista de The New York Times Dexter Filkins implícitamente la condena por haber tenido "una vida confortable bajo el régimen de Sadam Hussein", y después, piadosamente, desaprueba su diatriba contra EEUU y "esto viniendo de una persona licenciada por la Universidad de Londres".

Añadido al fraude de las armas [de destrucción masiva] que no existían, los stalingrados que no sucedieron, las formidables defensas de artillería que nunca actuaron, no me sorprendería si Sadam desapareciera de repente porque se ha hecho un trato con Moscú para mantenerle fuera a él y a su familia a cambio de dinero por el país. En el sur, la guerra ha ido mal para EEUU y Bush no podía correr riesgos similares en Bagdad. El 6 de abril un convoy ruso salió de Bagdad. La Asesora Presidencial de Seguridad, Condoleezza Rice, apareció en Rusia el 7 de abril. Dos días más tarde, Bagdad cayó, el 9 de abril. Saquen sus propias conclusiones, pero ¿no es posible que como resultado de los encuentros con la Guardia Republicana, mencionados por Rumsfeld, Sadam comprara su parte a cambio de dejarlo todo en manos de EEUU y sus aliados británicos, que podrían entonces proclamar una brillante victoria?

Los estadounidenses han sido engañados, los iraquíes han sufrido lo indecible, y Bush parece tener la moral equivalente a un sheriff del oeste que simplemente ha llevado su pose de moralidad a un victorioso enfrentamiento contra un enemigo demoníaco. En cuestiones de la mayor trascendencia para millones de personas se han violado los principios constitucionales y se ha mentido sin escrúpulos al electorado. Nosotros somos quienes tenemos que restaurar la democracia. Ya basta de cortinas de humo, de espejismos y de persuasivos estafadores.